¿NOS ENSEÑAN?


Nos enseñan a llenar el tiempo de todo
pero así es justo como se pierde.


Nos enseñan a medir, evaluar y compararnos incesantemente,

pero nuestra diversidad es precisamente nuestro tesoro.


Nos enseñan a clasificarnos. A todo lo que existe.

Como si se pudiera enmarcar en palabras, 

el espectáculo que nos rodea.


Nos enseñan que hay un esquema a seguir: 

colegio - carrera - trabajo - pareja - hijos - jubilación - muerte.

Nos enseñan a cumplir un orden 

cuando sólo nos envuelve el caos,

donde lo estático es la muerte y la vida es el cambio.

Nos enseñan a planificar en lugar de escuchar, 

cuando nunca sabemos lo que viene.


Nos enseñan a tomar el control 

de algo que se escapa a la razón,

a querer atrapar lo intangible,

poseer lo que no tiene dueño.


Nos enseñan a buscar fama,

a tener amigos en redes

aunque los de verdad se desvanezcan

y también hasta nosotrxs mismxs.


Nos enseñan que el éxito reside en el “más”, 

cuando lo que de verdad importa es tan poco.

Pero para encajar hace falta MÁS 

dinero, más cosas, más likes, más viajes, 

más títulos, más papeles, más sacrificio, más todo. 

Cuando, ¿no es eso lo que nos hace MÁS pobres?


Nos enseñan a cultivar una imagen 

amplificada en el escaparate de las redes

pero es ese personaje 

quien nos aleja de ser persona.


Nos enseñan a ser individualistas

pero somos animal colectivo,

un todo conectado en sí mismo.


Nos enseñan a pensar en lo que falta

y olvidar lo que ya tenemos.


Nos enseñan a mirar el precio de todo

pero olvidamos su valor.


Nos enseñan un tiempo lineal 

pero vivimos en un círculo eterno e infinito.


Nos enseñan a sentir culpa, miedo, ira,

a ser nuestra propia policía.

Nos enseñan a odiar pero somos puro amor.


Nos enseñan 

o creíamos que nos enseñaban

pero señalaban en dirección contraria.

Y ahora,

ahora que todo se desmorona 

y no tiene ningún sentido, 

ahora que el telón de esta farsa se desploma

y se asoma nuestra persona…


Ahora,

ahora tal vez no quiera mirar lo que nos enseñan

sino lo que ven mis propios ojos

tal vez no quiera caminar donde señalan los carteles

sino donde caminan mis pasos.

Ahora, tal vez, quiera entender 

a qué vinimos desde el principio.







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