Tu recuerdo,
es querer salir corriendo
huir de todas las partes de mí
que no me gustaban contigo.
Veo mis pensamientos cercados,
como hablar sin voz.
Veo una princesa que no soy yo
hablando en mi nombre.
Un gesto mecanizado.
Palabras autómatas.
Veo una historia que no existe
y quisimos creer,
el espejismo de dos personas
idealizadas por efecto Pigmalión
y películas de Disney.
Veo sueños sin alas.
Un concepto de amarse equivocado.
Espero que algún día encuentres en ti
lo que buscabas en mí.
Que aprendas a llenar tus huecos
sin crearlos en otras.
Entender, que la luz la llevamos dentro
y absorber ajenas termina por apagarnos.
A todos. A todas.
Que si tú creces, yo crezco y viceversa.
Si de verdad quieres a alguien,
ámale libre.
Entonces te querrán sinceros,
sin un policía revisando
pensamientos, palabras, acciones.
Sino alguien que confía,
como el niño que no duda del súper poder que tiene una madre
como quien salta con la certeza de que no va a caer,
hay algo que le sostendrá al fondo.
No te culpo.
Yo te dejé entrar en mis jardines.
Arrancar mis flores, dejarme vacía.
Pensé que llenarías mis huecos
y sólo creaste unos nuevos
camuflados de tirita y placebo.
Ahora vuelvo a renacer,
a encontrarme conmigo
reinventarme, conectar,
reconocerme, aceptarme.
Entonces me parecía lógico.
Me parecía correcto.
“Todo por amor”, pensaba.
Pero ya no quedaba amor en mí.
Fui heroína luchando contra el dragón equivocado.
Quise cambiarte, pero esa batalla era tuya.
Sin querer, me cambié a tu molde
a tu ideal de pareja.
Aquella que podría adormecer tus monstruos
pero nunca sanarlos.
Espero que algún día encuentres ese camino.
Esa no es mi responsabilidad.
No te culpo.
Creías respetarme,
como a un diamante en bruto.
Pero yo no soy eso;
tengo sangre, carne y respiro.
Otras y otros también me excitan
y me hacen soñar,
no por eso tú ocupabas menos.
Me gusta el rosa
pero también el fuego
soy aguas calmadas
pero también volcán sin freno
a veces me gusta estar sola
luchar por lo que yo creo
sacar mi lado masculino
ser una explosión de sensualidad irradiando el mundo.
Por suerte he vuelto a ver mis alas
a adivinar la luz que se refleja en sus plumas.
No seré más la que esperas.
Seré la que soy
en ese mismo instante en el que existo.
Siento decepcionar tus expectativas.
La decepción que ves en mis ojos no es más que un espejo de ti.
Si no vibramos juntos, al final las ondas se apartan.
Hoy reclamo mi espacio.
Tendrás que enfrentarte al tuyo,
encontrarte y ojalá, amarte.
Cuando te ames sabrás amarme a mí
y a todo lo que te rodea.
Sabrás perdonar y dejar ir
lo que quiere emprender su vuelo
y NO te pertenece.
El amor está en todo y no puede atraparse,
no sé si lo entiendes.
No puede ser sólo para ti.
La rosa no necesitaba el biombo,
ese aire pronto se habría contaminado.
Necesitaba enfrentarse sola a sus tigres.
Él voló. La dejó ser.
Yo no voy a cercar tus flores
en todo caso las mías cuando haga falta.
No pondré resistencia.
Dejaré ser. Que seamos.
Vibremos. Libres.
Nos despojemos de lo estancado
y podamos amar a otros y a otras
sin connotaciones añadidas.
Fotografía: Diambra Mariani |