LANZAROTE

Imagino la tierra rugiendo fiera
escupiendo pesadillas desde el calderón del mundo
gentes y especies de todos los tipos
sacudidos por su clamor
buscando cobijo
comprendiendo su realidad hecha cenizas
su cotidianidad zarandeada.
Mares de lava cubriendo el paisaje
como madre meciendo un hijo.
Motas de humo gris explosionando
como fuegos artificiales
que descienden en una danza suspendida hacia el suelo.
Poco a poco.
Trepidando hasta deshacerse en un panorama de ocres y negros.
Un mundo fosilizado
otro planeta
o este hace muchos siglos.
Pero la naturaleza siempre se vuelve a abrir paso entre las sombras
y ahora brotes verdes se asoman por el tizón
creando un contraste inquietante azotado por el viento.
Un viento que canta y que escucha.
Heridas abiertas y aprovechadas.
Imperfecciones besadas y hechas arte.

Blanco, verde, madera y sal,
componen Lanzarote
enmarcada en la mar.


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