pájaro


fotografía: Luis Alemañ

Te he dejado marchar. O mejor dicho, te he obligado a marchar. Te he obligado a marchar porque sólo sé enamorarme de las cosas que tienen alas. Como si así dejara de ser responsable de su belleza y así, el mundo entero pudiera observarte. Y entonces yo también creo que tengo alas y vuelo. Aunque a veces no sepa si estoy de huída o de vuelta, si corro, si vuelo o si sigo esperando las aves migratorias. Las que vuelven a casa.
Pero entonces recuerdo ese poema que dice "yo lo que amaba era el pájaro"... y vuelvo de nuevo al mismo punto. Al punto donde te dejé. Donde me dejaste. Donde se acaban todos los argumentos y empieza el papel en blanco.

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