QUÉ VAS A HACER CON TU FUEGO

Tienes un sol
y un clavo ardiendo
en tu pecho.

¿Cómo empaparme de tu calor
sin que me sangre el estómago?

Tienes dentro unas alas
goteando
                 gasolina

quiero volar


                                               volemos
     
                  vueles
que



sin que nos alcancen las llamas.


Tienes un corazón gigante
que llora a carcajadas
y se parte de sollozos.

Tienes tantas ganas de vivir
como de esconderte bajo tierra.

Perdona si a veces no comprendo este juego
pero necesito un canto estable
o todo se me convierte en ruido
y distancia.

A veces yo también me nublo.

Mi cabeza se hace tormenta.
No veo
             nada.

Sólo truenos agitarme las entrañas.

Sé que es difícil reconocer heridas propias
pero es la forma de hacerlas sanar.
En ocasionas las beso, las lamo,
las saco a pasear
y les pongo delante un espejo.
También les gusta que les cante, que les dibuje.

Si las ignoro demasiado se enfadan,
gritan y montan un escándalo tremendo.
Como una sirena incesante.

En fin, cada uno conoce las suyas propias.
Sólo digo, que si no las escuchas
seguirán escupiendo en la cara
hasta tener el control de tu vida.
El acuerdo es imprescindible.
Al final hasta algunas se marchan.
Ya ves que les gusta mandar.
Pero no las dejes.
Escúchalas y luego las consuelas con un beso.

Yo te ayudo amor, estoy aquí.
Pero el camino es tuyo.
No te pongas más piedras de las que vienen
o nos hundimos.

Y yo,
yo no me quiero perder el sol
que guardas en tu pecho.
Y tú,
seguro que tú tampoco.


fotografía: Alicia Petrashova





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