La otra cara de Europa. Día 3



Fotografía: Paloma Agramunt

Entrar a los campos es complicado. Los rigen los militares y ellos ponen las normas. Pero como todo en Grecia, es relativo y se puede negociar. Hoy hemos tenido la suerte de poder entrar al de Lagadikia con un proyecto educativo. Son adolescentes que llegaron solos, con la infancia perdida hace tiempo pero aferrados a lo poco que queda a flote; aprender lo que se pueda. El resto del tiempo, lo dedican a esa eterna espera de nadie sabe muy bien qué, a la acumulación de frustración y a esa incertidumbre de todo.
Nos quedamos tres horas por la mañana, tres por la tarde y luego nos vamos. No nos metemos por el resto del campo, no nos relacionamos con el resto de refugiados. Ese es el trato. Pero nosotros, agradecidos de estar allí, aguantamos la sonrisa y jugamos con ellos como si el tiempo hiciera un paréntesis a este naufragio.
Y lo pasamos bien. Y regalamos nuestra energía que luego nos falta por la noche pero nos levanta por el día.

Share:

1 comentarios