(DE) SASTRE
Te leo…
y mi sueño se desvela
traicionando todo propósito
de madrugar.
Y mis ojos se adhieren a tus palabras
por si se asientan en su iris
y así no acaban.
Las lamen, las huelen, saborean
y dejan ladrando su eco.
Repiten el proceso
para averiguar si saben distinto
pero saben mejor.
Y sonríen ante esas certezas
que sabían sin conocer.
Hasta el punto, que olvidan
si soy yo quien lee, vive o escribe.
Si eres tú quien habla y yo quien late
o viceversa.
La sencillez de tus metáforas, la palabra precisa.
Inesperada.
Agitan mis dedos que exigen conocerte
y conociéndote me conozco
y todo parece más fácil y más hermoso
y la tristeza sabe a helado de limón.
Porque has llenado la poesía de vida
y la vida de poesía.
La has regado y llenado de sentido
para arrancárselo a la nostalgia
sin papel.
Has llenado el invierno de amapolas
y transformado el verbo leer en algo activo
para mi estómago.
Porque
me agitas
me llenas
me inspiras
Y sin sentirte
te siento.
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