CAMINOS DE IDA O VUELTA

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fotografía: Roberto García
















Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,

no habría escapado. 
Pero así,
ya no sería pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era un pájaro.

- Mikel Laboa


Me gusta todo así como está;
con tu mirada de océano
y mi respirar desacompasado.
Me gusta como te pienso
y como encuentras siempre las pistas
que te traen de vuelta a mi sonrisa

me gusta(s) 
todo
así 
como es(tá)
y como crece 
con nuestros pasos

pero quiero pedir algo a un posible tú futuro;
si algún día
ya no sientes pulso en la venas
o razones para perder el aliento
saca tus pulmones a bailar
y vete

Si algún día
tu estómago deja de reírse al encontrarme;
busca aquello que vuelva a sacarle las cosquillas
y vete

si no deseas darme la mano 
y conducirme por tus rincones
compartir tus mundos de pirata
tus sueños más puros
entonces coge el mapa que te trajo hasta mí
desándalo
encuentra la salida de emergencia
y vete

si algún día
cambiamos el verbo aprender
por montones de olvido,
vuelve a descubrir
a ser el gran explorador de tu vida
y vete

si algún día piensas 
que estás porque te ha tocado
quebranta las leyes que te aferran a esa idea
y vete

si sientes que mis brazos se vuelven plomo
dejan de ser alas
vuelve a emprender tu vuelo 
y vete

si al mirarme ya no te encuentras
vuelve a por ti y vete

si algún día dejo de posar mi manos cálidas en tus heridas
o ya no te abrazo por las noches
entonces grítame
zarandea mi estupidez con tu amor resquebrajado
y si nada ha cambiado,
Por favor, vete
aunque mi cuerpo entero se haga lluvia

si alguna vez rompo tu espacio de persona
quiebro tu paz
si no me soportas
si ya no consigo arrancarte la sonrisa

abre esa puerta a la que tocaste un día
y vete

yo nunca la cerré

vete en silencio
de puntillas
arrojando tus cuerdas vocales contra mis ventanas
vete corriendo o a paso lento
hazme el corazón escarcha
lléname de palabras que me hagan fósil
vete como quieras
pero si ya no quieres estar no lo pienses
vete.

Prometo no seguir el rastro de tus alas

La vida es demasiado bella para habitar corazones
donde ya no hay aire para nuestros pulmones
no es justo para nadie, todos se pudren

así que ya lo sabes,
cuando quieras vete

Pero mientras no quieras
quédate
Quédate y abrázame fuerte
que esta noche hace frío
y afuera hay demasiados monstruos

como para perderse tu sonrisa.




fotografía: Alicia Petrashova


Voy a mudarme a ti. Acurrucarme en el jardín de enredaderas que guardas en tu pecho y descansar ahí hasta que pase el invierno. Entonces me colgaré de tus manos y balancearé mi risa a carcajadas. Tus labios serán mi cocina, donde saborear los platos de mil abuelas. Tus piernas serán mi abrigo y la sala de estar, tus mejillas (no se me ocurre mejor sitio donde emplear ese verbo que en tu sonrisa). En tu pelo voy a contarte historias y hacerte cosquillas hasta encontrarte soñando. Me deslizaré por tu cuello y me vestiré de tu ombligo. Después voy a bañarme en tus ojos, bucear hasta encontrar peces de colores. Sé que coleccionas de todos los tipos. Saltaré encima de tus nalgas y gritaré la palabra LIBERTAD en idiomas inventados. Haré pompas de jabón en tu sexo, que te (re)correrán de los pies a la cabeza. Aprenderé música con tus oídos y dormiré en el hueco de tu espalda, haciendo puzle con todas mis curvas. Tu mente será el desván de los momentos compartidos, vamos a guardarlos todos y a hacer con ellos avioncitos de papel para poder volar cuando haga falta. Tu olor perfumará el jardín, podemos plantarlo en tus pies, así brotarán raíces fuertes y en tu torso plantaremos besos como Hansel y Gretel, para no perderme el camino hacia tu rostro.

Si te parece empezamos pronto. No te preocupes por el espacio; daré largos paseos, abriremos las ventanas para que entre el oxígeno, tendrás tus rincones secretos, tus cabañas en el árbol y no hace falta que te diga, que en mi cuerpo estás bienvenido.

Si te parece, voy haciendo las maletas. Ve haciendo hueco para todo el amor, los mordiscos y la risa que te espera. Habrá que ir cerrando heridas y desempolvando sonrisas. O traemos unas nuevas. No hay prisa amor, el camino se hace andando. Pero yo mientras me tumbo en tu pecho a escuchar las olas de tus pulmones y cuando tú quieras abrir la puerta, yo vengo a regarte el jardín.



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